Barbas y Chorotes

Encontrábase el señor Nemqueteba navegando con su barbavatar skinhead, por las tierras del duende …El Cauca, sur de lo que en estos tiempos mal se llama Colombia.

En carnavales se la pasa bacano, la gente tiende a mostrarse, entre caras pintadas y cariocas tal como es, sin la salubridad y sobriedad de la vida normal. El aguardiente de esas montañas consiente el gusto, no tiene el sabor metálico del Nectar cundiboyacense. Las notas traversas de las chirimias, con el golpe bajo de sus bombos despiertan el tercer hemisferio …hogar de las neuronas intestinales, allá donde se sienten las mariposas cuando la gente esta feliz.

Este escenario se presta para llevarse bien con la almohada, no importa si se usa el anden de la plaza, si se tuvo la fortuna de compartir la madriguera de la familia de algún buen parcero …o si fue necesario meter la cabeza cual avestruz en la mochila, donde cómo buen vagabundo cabe el universo.

Una de esas noches al tocar la almohada, mi cabeza no reposó sobre ella sino se sumergió. El sueño sin avisar cerró mis ojos, no era el clásico descanso, fue una desconexión, como cuando coges el cable de señal de una pantalla y lo conectas a otra fuente de imagen, un portátil, un celular …lo que sea. Ese switch se sintió como traspasar a velocidad instantánea un pequeño agujero detrás de mi cabeza …allá en ese lugar donde realmente residimos en nuestros cuerpos …y allí estaban, sonrientes, barbados, no con esas barbas mariconas metrosePsuales que se usan ahora, cuyo mantenimiento vale más que el corte de uñas de un hp gato con pedigree y que al terminar parecen salidas de un filtro de photoshop, estas eran barbas reales, con la sobriedad, elegancia e irregularidad de un árbol milenario.

…el ambiente era rural, iluminado pero la luz era más bien azul (el modelo canino con la mirada perdida al horizonte se llama Jalisco)

Una luz azulosa que no era nocturna nutria el ambiente, y si bien los amigos sonrientes tenían una pinta de guerreros sabios vikingos, me sorprendió ver tras de ellos una casa de guadua tejida al mejor estilo campesino, esas que usaron nuestros abuelos desde siempre, con sus paredes de esterilla al aire, sin puerta y techo de palmiche. Ellos no estaban de visita, se notaba que ese era su lugar y más bien sonreían al visitante, como cuando alguien se alegra de recibir a un pariente que se esperaba desde hace rato.

…detalle de guadua tejida, pueden durar tranquilamente más de medio siglo

Hasta ahí todo muy psicotrópico pero relativamente normal, eso sí más palpable que cualquier experiencia inmersiva de realidad virtual …que HoloLens, ni que HTC Vive Pro! (inserte aquí tecnología y marca inmersiva de su tiempo) …lo curioso, y que se sale de lo que tal vez fuera un mero cruce de imágenes del subconsiente, eran unos pequeños chorotes de barro que habitaban las barbas de los amigos, los había de muchos tamaños. A modo de anillos de oro se entretejían en sus barbas, las adornaban, eran tal vez el equivalente de los hongos de colores en los árboles grandes del monte, colocados estratégicamente, pero sin un orden exacto, en alineaciones orgánicas como las hojas de la selva misma.

…reemplazar hongos por pequeños chorotes de barro (si algún alma caritativa conoce la fuente de de esta imagen se agradece la información)

No alcancé a contar a los barbados, estaban frente a mí de lado a lado, cómo si hubiesen salido de su casa a saludar. El clima no era frío, tampoco era el clásico ambiente asfixiante selvático, eso sí evidentemente era tropical. La inmersión duró hasta cuando …siguiendo un camino inverso a la conexión inicial, una especie de succión, me jala de nuevo a la realidad normal, quedé con los ojos cerrados pero con todos los sentidos alertas …la casa en silencio, la respiración de los vecinos mientras duermen, el canto de los grillos, los pasos de uno que otro bicho en la pared o las tejas (no exagero) y los perros de la calle.

Fue un instante, aunque en el celular el reloj indicaba que había pasado alrededor de una hora, era como que sin esperarlo, hubiese tenido la oportunidad de sumergir mi cabeza en el agua y hubiese abierto los ojos para disfrutar del vistazo de un mundo mágico de medio día, con su propias leyes de colores e iluminación y luego hubiese sacado la cabeza rápidamente para abrir mis ojos de nuevo en esta realidad a media noche.

La experiencia me recuerda los anclajes mentales que mencionaban algunas culturas originarias, donde cada uno de ellos ofrecía una realidad tan válida como «la nuestra», que se podían visitar de forma natural usando los sueños, usando herramientas y disciplinas …algunas de ellas mal llamadas drogas en el esquema de pensamiento occidental (que no deben confundirse con ciertos venenos legales e ilegales).

Vale la aclaración que si bien estábamos en carnavales, me encontraba totalmente sobrio, de cualquier tipo de sustancia y absolutamente relajado y desconectado de televisión, celular o libros. Surge la pregunta ¿que es la realidad? ¿si nuestros sentidos ven, sienten, huelen, perciben y nuestra mente lo valida es suficiente para que sea real?

Nuestra mente no percibe la realidad, la simula y esta simulación se adapta en concordancia a los impulsos recibidos por nuestros sentidos, en ese juego hay mucha información que por eficiencia nuestro sistema nervioso omite para la conciencia, el hecho de que la omita no quiere decir que no se registre a otros niveles del sistema y el hecho de que no llegue dicha información a la conciencia no quiere decir que en el mundo físico (sea cual fuere su definición) no exista el impulso que activó nuestros sentidos …el clásico tema de si el cielo es azul para todos, así todos lo llamemos azul por consenso ya que yo no puedo ver con tus sensores visuales.

…falta la banda sonora para la sinfónica de grillos y demás bichos

En resumen, interesante experiencia, la realidad supera a la ficción (el viaje desde mi almohada fue real), siempre y cuando nuestra mente se encuentre dispuesta a asumir el reto, vemos lo que nuestros marcos mentales nos permiten ver, y cuando nos salimos de ese marco de referencia, la realidad supera lo que nuestro lenguaje está en capacidad de expresar …quién lo vive es quien lo goza.

Cuando la mente no está…

animalpuracallewSantiago miró su reflejo en el espejo roto, buscando entre los pedazos que aún quedaban un recuerdo, una imagen que le fuera familiar, algo… algún indicio que le indicara por qué estaba allí y por qué su rostro no le parecia conocido…

Recuerda haber estado caminando en la noche con su maleta llena de libros, una botella de Vodka y un regalo envuelto en papel metálico rosa… pero ahora, no poseía ninguno. Estaba en medio de la nada… con un espejo en la mano, buscando respuestas en una mente a la que ya no le quedan recuerdos, una mente vacía del pasado pero llena de preguntas por el futuro.

Revisó sus bolsillos esperando no encontrar nada… pero de uno de ellos sacó un papel escrito a mano que decia: «Búscame… encuéntrame»

 

Filomena y sus 12 Probetas.

filomenawFilomena es una chica, nacida en el planeta Tierra, aunque algunas veces pareciera que viene de la Luna, su mente tiene la habilidad de desconectarse de la realidad y aunque ella lo considera una ventaja única, sus amigos, conocidos y familia, piensan que algun tornillo le falta, sin embargo es feliz o bueno intenta serlo todos los dias.

El desconectarse del ahora, es para Filomena su método de escape, es la posiblidad de escaparse de la realidad, una que la absorve, una que la atrapa y le roba como cual vil sanguijuela, la vida. Antes era para ella un verdadero problema, ahora lo considera un don o ¿A quién no le gustaría en algún momento o situación, simplemente desaparecer?.

ALADINO MIRA EN SILENCIO UN ZAFIRO EN SU MANO (Malabarismos con antorchas – Ramón Guinea)

Haber dicho antes… jeje.. encontré a donde subir las entradas! Les comparto un blog que me gusta… que tal?

 

ALADINO MIRA EN SILENCIO UN ZAFIRO EN SU MANO

 

Aladino mira en silencio un zafiro en su mano.

Los barcos que transportan la seda se refugian en el puerto, acechados por la tormenta.

En su cuarto en tinieblas, Aladino prende un cabo de luz y mira a su esposa que duerme. El nudo de sus sueños tiembla en el aire como las cuerdas de un laúd, como las hojas secas que caen de los árboles.

Se perfuma, recorta sus cabellos. Después sale a la calle a cumplir sus deseos. Bebe, ríe y maldice. Gasta el dinero sin pensarlo, compra bellos ropajes, obsequios y joyas. Sin embargo, a cada vuelta del camino percibe desde el fondo de su pecho el recuerdo de sus muertos.

Sabe que un día perderá su secreto, pero no se entristece. Los tesoros del mundo no son mas que pequeñas luciérnagas que ciegan los ojos, pulsos de luz en la nada.

El barrio, atmosfera.

Dimensión sonora: One of these days – Pink Floyd

y una emisora AM en un radio de celador ronco a 80m doblando la esquina, con música popular

Dimensión espacial: Cualquier gran ciudad colombiana de montaña, cerros urbanos, barrios invasión, comunas, la cuadra…

verbenal-hills

Dimensión temporal: Años 80 hacia el presente, preferiblemente horas de la noche.

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En estas calles por la noche las voz de los perros llega lejos y el latir de las personas se convierte en un ruido gris con sabor a cemento. Mientras los de cuatro patas dialogan en el frío, los humanos se domestican entre sí por la mera costumbre de sus rutinas, se huele hasta tarde el traqueteo de la ciudad.

Los postes siempre tienen esa luz fantástica, bien solitaria, medio espacial. Su claridad casi nunca toca el suelo y siempre pasea en el viento que juega con lo que se traiga encima.

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Los cerros son de otro mundo… de día, las casas los arañan en cámara lenta, como en un pesebre medio punk y de noche forman galaxias desconocidas que enboban con su montón de lucesitas. El pasto es de un verde esmog, siempre aparece en los rincones que todos olvidan, aún cuando los perros y los borrachos lo recuerden muy bien para marcar su territorio, da pereza tocarlo.

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Casi siempre se encuentra en cada esquina un lote a medio construir, donde faltan las paredes aparecen lonas o plásticos, donde falta la pintura siempre están los bloques pelados formando un revuelto de texturas y colores según la luz que se digne visitarlos, parece que juegan al arte moderno. Es sagrada costumbre dejar el último piso para terminar, las varillas oxidadas los adornan como si fueran pelos de insecto.

Si no se tiene el placer de seguir la moda del bloque, cemento y la varilla, el plástico reina con su parcero el zinc y la madera recogida. Cada casa es irrepetible, tienen una arquitectura biológica que siempre comienza con algo parecido a una caja. Como las tejas de zinc aman volar, piedras, ladrillos, bloques, zapatos viejos, o balones huerfanos de fútbol las mantienen con los pies en la tierra.

Cuando las calles son despavimentadas, el agua cuenta pequeñas historias de rios, canales e inundaciones en el suelo. Aparecen valles, deltas y desiertos. Los bichos parecen cocodrilos, o hipopotamos de la discovery channel, todos vistos desde el aire… desde el aire de mis hombros.