La domesticación es el ejercicio del poder inexistente fuera del ámbito del valor que le define el domesticado. Es la capitalización del silencio del domesticado por quien es capaz de ver mas allá de sus marcos mentales.
Los domesticadores se agrupan y comparten sus saberes, los monopolizan, ese es su poder. Quien se conoce a si mismo, su entorno, y va mas allá de la estúpida inmediatez del diario vivir, tiende a ser inmune a ese monopolio de conocimiento y lo infiere sin tener contacto con el mismo. Puede convertirse en domesticador o ridiculizador de ilusiones domesticantes.
Cuando hace esto ultimo puede partir en dos la historia de su nicho, cuando se convierte en domesticador generalmente se dedica a disfrutar sus beneficios.
Todos estamos domesticados en alguna medida o aspecto, si se busca el origen de esta domesticación, escarbando hasta lo profundo de nuestra conciencia, terminamos encontrando muchas veces dos elementos: el miedo y el placer.
Sin importar la naturaleza del dolor o del placer, en ultima instancia siempre encontramos uno u otro.
Ejemplos:
Es muy conocida la domesticación que se puede ejercer a través del placer sexual, inmersa en un mundo de sentimientos casi que incomprensibles.
El miedo al hambre, al sufrimiento, la miseria, rodeado de una infinidad de reacciones y pensamientos.
El miedo a la muerte, incrustado en lo mas profundo de nuestra vida.
El miedo a la soledad, no palpable hasta cuando estamos realmente solos, y mas temido cuando se ha probado.
El dolor de ver sufrir a quien amamos, su eliminación puede ser el sentido primordial para seguir respirando.
El placer de ver que… quienes amamos tienen placer, puede ser el objetivo de nuestra existencia.
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Para domesticar deberíamos disminuir nuestra domesticación a su mínima expresión.
El simple hecho de intentar desdomestircarse, constituye un primer paso para que te busquen, para que los domestiques. Puedes entonces comenzar a vender ideas a cambio de favores. Puedes endulzar sus oídos …por sus poros brotara lo que quieren oír.
Puedes entrenar a otros para que domestiquen por ti. La conformación de una masa critica de los mismos hará que la cosa crezca exponencialmente.
Adopta una causa en contra de alguien o algo que ellos consideran su opresor, haz que tu causa parezca la razón de la existencia del universo. Si no se encuentra un opresor a la mano, inventa uno.
Debes mantener un equilibrio entre tu ilusión y la realidad, o mas bien, su realidad y la verdadera realidad, si no lo haces la masa se puede volver contra ti.
La domesticación basada en el miedo, dura menos que la que se basa en el placer, reencarnado una y otra vez en guerras eternas.
Esta ultima se puede constituir en un vicio.
Puedes usar las dos, hasta darte el lujo de traslaparlas, en ciclos no tan evidentes para darle dinamismo… de noche vendes el dolor, para de día ofrecer la solución.