El conocimiento está muerto, porque no es cuestionado. No se conecta ni se transforma al saltar de mano en mano. Hoy solo está impreso, en papel o en bytes …es estático (aunque la Wikipedia es un caso especial, por eso académicamente no es «citable»).
Ya nada se transmite de generación en generación, como cuando las ideas se masticaban en un sueño, al calor del fogón, pasando de abuel@s a niñ@s en la tradición oral.
El examen ya NO es una de las tantas herramientas de evaluación de la educación sino su objetivo. Los maestros toman el papel de operarios de contenido y notas, y los alumnos el de recipientes pasivos, entes susceptibles de etiquetado y categorización. El mejor de ellos es quién más fielmente recite el libreto (sea docente o estudiante).
No es sorprendente entonces la popularización de las plataformas digitales de ganadería educativa, que si bien pueden convertirse en excelentes alternativas de crecimiento personal cuando caen en las manos correctas, nunca reemplazarían la experiencia del descubrimiento y re-descubrimiento mutuo de una idea para su posterior aprendizaje (re-descubrimiento porque la mejor forma de aprender es enseñar).
Esto no sirve a la evolución del alumno y menos a la de la sociedad, así es difícil que la ciencia en nuestros países sea más que una moda, siempre estaremos al final de la cola en el camino, porque no conocemos nuestro camino. El placer de aprender se ha perdido, el placer del certificado y la respuesta correcta reina.