Pasaje Hernández – Bogotá (centro)

Recorriendo el Centro de Bogotá como buen gozque antropoide, guiado por las neuronas intestinales, aún se ven callejones no tan gentrificados, calles con personalidad y carácter, que se niegan a alinearse a la globalización de catálogo, conservan a plena vista elementos históricos que esperan ser interpretados antes de que se los lleve el ajetreo de la modernidad, son un museo vivo de costumbres.

En el Pasaje Hernandez podemos encontrar el café internet tipo express (el de imprimir la copia a las carreras y consultar el correo), un ícono de la sociedad mediatizada, al lado de la venta de ropa de paño muy al estilo cachacho, donde se consiguen unas  tirantas para los pantalones muy a lo punk (aunque los abuelos no lo sabían), era ropa de diario en su época, hoy hasta toca pedir que le expliquen a uno como putas se usan (sip… en bochica se pueden decir groserías siempre y cuando se haga con clase, no importa la clase pero con clase).

Es una especie de centro comercial al estilo de mediados del siglo pasado, los trajes de novia envitrinados (sip… en bochica maltratamos el idioma para crear nuevas palabras, así a Caro & Cuervo se le enretuerza el colon) generan sensaciones encontradas, una tipo película de halloween ochentera donde los muertos de hace 100 años reviven y salen al pueblo con el smoking mugroso y deshilachado, otra con la aversión primigenia, a esa ceremonia tan antinatural y contraproducente.

También se encuentra el clásico restaurante con las delicias criollas, muchas de ellas involucrando algún tipo de vísceras, caso puntual del mondongo… la criptónita Nemquetebiana!!!

«Repítelo cuántas veces sea necesario, hasta que quede grabado como tatuaje en la cabeza o hasta que el corazón se convenza de que es cierto»

sonamosPeseATodo

¿Cuántas veces nos han advertido de no hacer algo… de evitar una situación y sin embargo hacemos lo que tanto nos advirtieron que no hiciéramos?

¿Cuántas veces dejamos de seguir consejos por querer cambiar el rumbo de alguna acción, que de una u otra manera, siempre termina mal?,

¿Por qué creemos firmemente que con la buena intención basta?.

¿Y por qué creemos que tenemos la solución una vez que ya hemos metido la pata?.

Funciona:

  • no pensar demasiado, funciona no «reflexionar» muchas veces acerca de lo mismo…
  • que la primera solución o respuesta, la más simple la más corta la más práctica, es la que funciona…
  • hacer lo que sientes de verdad… aun cuando después, duela.
  • olvidarte que el mundo te mira, te observa… funciona mirarte con tus ojos, con tu verdad.

Y a veces funciona: 

Repetírtelo cuántas veces sea necesario, hasta que quede grabado como tatuaje en la cabeza o hasta que el corazón se convenza de que es cierto… porque simplemente por más que desees cambiar la realidad, por una u otra razón, sabes que no es posible o que temes a la Acción-Reacción de aquello que no conoces…

Repetirlo… una y otra vez… recuerda…

«Una mentira se convierte en verdad si la repites lo suficiente para convencerte de ella»

 

¿estás en crisis?… bochica te presenta los siete secretos para el éxito

Si la vida te da la espalda… ya sabes que hacer… es tu deber hacerlo! 😛

  1. Sólo se puede alcanzar la felicidad si se ama lo que se hace, lo demás es esclavitud, se debe trabajar por placer y no por necesidad, lo cual deriva en excelencia que termina beneficiando la economía
  2. La realidad debe dividirse en dos: antes de nosotr@s y después de nosotr@s …hay que dejar una huella inolvidable por donde pasemos
  3. Estamos vivos en la medida en que nos conectamos realmente con otras personas. Cada nueva persona que se nos atraviesa es una nueva oportunidad para aprender algo… sea bueno  o malo.
  4. Cuando nuestras neuronas intestinales lo indiquen, hay que decir NO, hay que hacerlo sin asco, sin pena, sin dolor en la conciencia
  5. Debemos ser un agregador de experiencias intensas & originales para quién nos conozca
  6. Nuestras ideas sólo se afinan con el uso y su distribución, sí una idea solo existe en tu cabeza o en un paper esencialmente está muerta
  7. No vendemos productos, ni mano de obra, ni mucho menos tiempo… nos dedicamos a expandirle la realidad a quien nos conozca desde nuestros sueños…

Tremenda granizada…

Hace más de 3 años comenzamos con 3 llantas de taxi, recogiendo toda la tierra de las materas de la azotea, al día de hoy completamos 11 llantas, toda la tierra adicional ha sido «fabricada» con los desechos organicos de la cocina, después de varios errores de higiene (ninguno grave), se comprendió que las llantas son como una mascota, hay que cuidarlas a diario y tienen una capacidad limitada de absorción de basura (no hay que saturarlas) y así mismo de producción, la meta es tener una llanta para cada semana del año, según hemos visto con al menos 26 ya se puede procesar toda la basura orgánica de la casa (excluyendo restos de carnes y comida cocinada).

El pasado primero de marzo del presente año nos sorprendió tremenda granizada, primera vez que vemos todas las llantas cubiertas de hielo y todas las matas como si las hubieran partido a pedacitos, le ganamos la batalla a los gatos (sin maltratarlos) pero la del granizo si nos cogió desprevenidos, vamos a ver como reacciona el sistema de cultivo después de tremenda granizada…

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Como que estoy descubriendo que no soy colombiano

Nuestros problemas como país comienzan desde nuestro propio nombre, no creo que seamos la Tierra de Colón, nuestros colores patrios son extrañamente concordantes con la república española y fuimos fundados por riquillos que no querían una nación sino la renta de la corona (obviamente comieron mier… para hacerlo pero la sangre la pusimos nosotr@s).

Al aceptar nuestro nombre, se acepta la depredación y la subordinación a la aplanadora europea.  Se comprende dicho nombre porque hace 200 años habría sido difícil bautizar estas tierras, la mística de nuestros abuelos naturales y la fuerza africana eran verguenza, ellos eran hijos de esclavos y vistos como animales de trabajo. La voluntad de nuestros criollos tenía los pies aquí pero la autoestima en Francia e Inglaterra.

Hoy, teniendo en cuenta que somos tal vez la nación más mestiza del mundo, donde la mounstruosidad y la fantasía duermen juntas, donde los ángeles se acuestan con los demonios (se reproducen y hasta son electos), donde lo mejor que tenemos es nuestra gente y lo peor que tenemos también… ¿como encontrar una palabra decente y fuerte que nos represente como nación?

Nuestro imaginario adopta estéticas y cosmovisiones externas, lo cual no es malo, lo que es malo es que nos creamos más  mexicanos que Pancho Villa, más rastafarios que el Marley (puedo seguir citando ejemplos) y es una evidencia de nuestra crisis de identidad.

Hay varias alternativas, la resignificación es una. Los tres colores pueden comprenderse NO como esa historia del amarillo de nuestra riqueza que se roban y seguimos regalando, del rojo de la sangre que derramaron los -heroes- y que no ha dejado de derramarse, ni el azul del mar que nos separa de España y que sigue negociando por debajo de la mesa la oligarquía que nos domestica.

Estos tres colores representarían mejor la mezcla infinita de nuestras gentes. Por estas tierras caminan las ideas supremacistas blancas más rancias que se pueden conseguir, África está viva, tiene acento paisa, costeño o pacífico y nada más es ver los rasgos de algun@ que se sienta a nuestro lado, para detallar en su mirada, en su color, en sus formas, el tumbao ancestral. Muy humildemente este crisol de gente puede constituir una esperanza para el futuro de la especie humana, porque si en este revuelto, nosotros somos capaces de coordinar coherentemente una borrachera con un guayabo (con todas sus implicaciones), todavía hay un rayo de luz para estos homínidos. Aún sigue siendo más fácil tomar una foto 2×4 a 100 monos psicoactivos para una primera comunión o una circunsición colectiva, que lograr coordinar a 25 de nosotros para que jalemos con disciplina para el mismo lado por el bien común… aunque eso esta cambiando y en ciertos ámbitos no tan santos se logra con naturalidad.

Con relación al nombre yo no le daría vueltas y aprovecharía a Macondo. Es el nombre de un árbol gigante de excelente madera de nuestras tierras y es también el sitio mítico del libro más importante de la lengua española (si Don Quijote se hubiera escrito en estos tiempos, habría sido una variación macondiana). Nos impusieron con sangre esa lengua, es un hecho, pero la naturaleza humana es interesante, porque cuando hay fortaleza, se responden con abundancia los agravios, esa es la característica de las naciones nobles, nuestro complejo de inferioridad no nos permite ver eso, nos han repetido infinitas veces lo contrario hasta convencernos. El tal libro del macondo es un regalo de estas tierras, que uno de sus naturales pudo escribir porque se salvó de las mano de la estupidez, tenía estrella y disciplina de granito para su trabajo (ojalá JGarzón se hubiera también fugado a México, estaría vivo y tal vez estaría haciendo puntos en la historia universal, porque sus vidas tienen coincidencias. No hay nada más peligroso en un crisol de diferencias, que aquel que es capaz de hacernos conscientes de ellas, casi siempre son artistas los que lo hacen).

Macondo es ya una palabra mestiza, que suena bien en el idioma blanco y es sinónimo universal de estas tierras (más aún que el mito de El Dorado), porque en el universo del libro mágico, cabemos todos: la mística ancestral, la herencia africana, las contradicciones criollas.

Conviene conservar los tres colores pero resignificados, y para la articulación con los experimentos vecinos de nación, se puede usar otra expresión macondiana: La Patria Grande (es más que utópica la reagrupación de la misma, incluyendo Panamá, Venezuela, Ecuador, lo que regalamos a Perú, a Brasil, el mar que vendieron hace unos días, la parte de Nicaragua, etc), el primer paso sería articular un mercado común entre ellas, dicho mercado debe surgir desde las zoociedades cíviles a uno y otro lado de las fronteras, lo demás se caería por su propio peso, eso sí llevaría su tiempo.

Según el anterior carreto, no me sentiría para nada incómodo presentarme como un hijo de la Unión Macondiana de Naciones, compuesta por la Nación Caribe, la Santandereana, la Cundiboyacense, la Llanera, la Paisa, etc. y la Nación Originaria (que agrupa a las más de 30 naciones ancestrales que sobreviven).

¿Por qué preocuparse por estas estupideces? sencillo, si no estamos conscientes de quienes somos, nunca sabremos para donde vamos, cualquier camino será bueno y seguiremos hipnotizados por párasitos de corbata QUE SE HACEN LLAMAR COLOMBIANOS y nos ofrecen la salvación desde sus partidos políticos, sus iglesias, sus corporaciones, desde el socialismo, desde el neoliberalismo  y desde cuanto -ismo se les atraviese y les nutra sus bolsillos.

Macondiano que se respete no come cuento, lo exporta. Un macondiano hace respetar la plaza, pero abre las puertas a quien venga a trabajar y a gozarla. El macondiano no copia, reutiliza, mejora y genera ganas de ser copiado… un macondiano tiene la capacidad de pintar de colores la realidad, cualquier ser humano que pase por estas tierras debería cambia el prisma con el que percibe el mundo. La misión de los (…)-paridos de estas tierras es darle color a la existencia pero no dejar que les sigan pintando la cara…

Árbol de Macondo

¿Qué otras construcciones de identidad se podrían usar para definirnos como nación (una palabra, una bandera, donde quepamos tod@s pero que sea realmente nuestra)?, acá se hizo con macondo…