La libertad es una palabra poderosa, abre puertas, enamora conciencias y corazones. Pero tambien es bien prostituible, y altamente rentable, más aún si apareces en una película donde eres el martir, que lucha contra un demonio
para salvar al mundo de la caries…
El software libre no debe convertirse en religión, a mi no me interesa si el señor Stallman no puede ver ni en pintura el logo de windows, y tampoco voy a excomulgar a mi vecino por usar windows, ya se interesará cuando vea
el cubo 3D de beryl en mi portatil y lo compare con su máquina de última generación congelada por Vista, los virus, los antivirus, el antispyware y demás detalles que hacen parte del estandar.
El software libre es una herramienta, y como tal debe ser entendido. Es como un pincel, y de la calidad del artista depende si obtenemos un graffiti obsceno en un baño público, o una obra de arte que supere a los pinceles de Redmond,
que acaricie cariñosamente mis bolsillos y deje de exportar tanto dinero por la compra de calcomanias.
Ahora, este nicho tiende a evolucionar hacia los negocios basados en conocimiento, y se esta alejando de la venta de seriales, desde luego que en nuestros paises ese proceso tal vez se evidencie en unos años, aunque existe la esperanza que no se demore tanto, gracias a Internet la Tierra sigue
siendo redonda pero el mundo es cada vez más plano.
Si vamos a jugar a la libertad, que nuestra utopía este conectada con la realidad, que los martires desaparezcan y que nuestro trabajo redunde en dinamísmo económico, y desarrollo social, en vez de una cacería de brujas y demonios.
Aunque es bueno decir que la película, es una excelente estrategía, y bien utilizada puede dar frutos interesantes.